Stmo. Xto. de la Humildad y Paciencia

El Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia es una obra maestra del imaginero malagueño José María Ruiz Montes. Bendecido el 15 de octubre de 2022, esta impresionante talla es la culminación de una meticulosa dedicación artística y espiritual.

La imagen del Cristo representa un momento iconográfico en el que el Señor se encuentra sentado en una peña o roca, pensativo. Esta reinterpretación de la imagen del grabado de Alberto Durero presenta caracteres artísticos únicos, como el famoso pensador de Rodin o el torso de Belvedere que se encuentra en el Museo Vaticano de Roma. Y es que, a través de la obra de José María Ruiz Montes, estos elementos iconográficos se funden con la devoción y la fe que este Instituto Nazareno le profesa a su titular. 

Stmo. Xto. de la Humildad y Paciencia

El Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia es una imagen de una gran belleza, con una expresión suave y profunda en el rostro. La talla es una maravilla del arte religioso, que muestra la mano experta y la dedicación del imaginero malagueño. La complejidad técnica de la obra se combina con la humildad y la paciencia que se asocian con la figura de Cristo en la tradición religiosa, creando una imagen profundamente conmovedora. 

Postura humilde y vencida

Asimismo, la forma en que está representado el cuerpo de Cristo, con su postura humilde y vencida, le da al fiel una sensación de paz y serenidad. Resulta impresionante cómo la talla refleja cada pequeño detalle del cuerpo humano de manera precisa.

Además de la belleza estética y la conmovedora representación del Cristo de la Humildad y Paciencia, hay un detalle simbólico muy importante en la talla: La calavera que el Señor pisa.

De esta calavera, que sale de la oquedad de su ojo una salamandra amarilla y negra, simboliza el triunfo de la vida sobre la muerte. Pero no solo eso, también se interpreta, según la creencia popular, que la salamandra, considerada un animal incombustible, podría sobrevivir incluso en el fuego.

Esta imagen se asocia con la resurrección de Cristo, quien, al vencer la muerte, se convierte en el símbolo de la vida misma. Así, la salamandra representa la resurrección del Señor y se reconoce a sí misma en Cristo, pues su espíritu incombustible y su capacidad de sobrevivir incluso en los momentos más duros, se asemeja a la fuerza de la vida y la fe en el Padre

La cavalera que el Señor pisa

En la parte superior de la piedra pizarra, se puede apreciar la incrustación de una diminuta reliquia proveniente del monte Calvario, conocido también como el lugar de la Calavera. Esta reliquia, meticulosamente trabajada por orfebrería Montenegro, contiene una inscripción cincelada en bronce que expone: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular“. En esta referencia bíblica, se destaca que aquellos que son considerados expertos en el campo de la arquitectura son los encargados de diseñar la estructura. Sin embargo, Jesús, representado como una piedra, fue rechazado por ellos. No obstante, el Señor lo exalta y lo coloca como la piedra angular, es decir, aquella que brinda solidez y estabilidad a la construcción en su punto más alto, como un arco. Jesús nos invita a permitir que él sea la Piedra Angular en nuestras vidas, en la grandiosa edificación de nuestro corazón y hogar.

Reliquia proveniente del monte Calvario

La obra del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, representa una verdadera obra de arte, en la que se conjugan la belleza, la devoción y el simbolismo. Una imagen conmovedora que invita a reflexionar sobre la importancia de la vida y la fe, en un continuo triunfo de la vida sobre la muerte.

Espalda del Stmo. Xto. de la Humildad y Paciencia

María Stma. de Dolores y Esperanza

La Virgen de Dolores y Esperanza es una dolorosa de vestir con candelero, cuya autoría es anónima y se atribuye a la segunda mitad del Siglo XIX. Esta obra está realizada en madera de cedro policromada, en la que se aprecian minuciosos detalles y un impecable trabajo de pelo tallado, resaltando así su valor histórico y artístico incontestable.

Siguiendo el prototipo de dolorosa, propia de la escuela malagueña, la imagen de la Virgen de Dolores y Esperanza exhibe una serie de características formales que realzan su belleza. Entre ellas, destacan los grafismos morfológicos presentes en su figura, evidenciando una detallada ejecución y expresividad. Cada línea y contorno se han tratado meticulosamente, otorgando a la figura una apariencia tridimensional que conmueve al fiel.

Rostro de María Stma. de Dolores y Esperanza
María Stma. de Dolores y Esperanza

En cuanto a su iconografía, la Virgen de Dolores y Esperanza representa el inmenso dolor de María al presenciar a su hijo crucificado, vinculándolo con el quinto dolor de la Virgen. Esta representación simbólica se presenta de manera conmovedora a través de la expresión facial, los gestos y la postura de la figura, despertando en el espectador una profunda emotividad y conexión espiritual.

La llegada de la Virgen a la Hermandad en el año 1998 ocurrió a través de una solicitud de la propia imagen a la familia Ravina-Albarracín Ramírez, quienes custodiaban esta valiosa obra en su casa. La Virgen estaba resguardada en una urna que simbolizaba la devoción y amor con que era venerada. 

La advocación de Dolores y Esperanza no es una mera coincidencia en el panorama de imágenes religiosas, sino una conjunción insólita y enigmática. En la representación de esta dolorosa, encontramos la combinación de dos sentimientos aparentemente contradictorios, el dolor y la esperanza, entrelazados en una síntesis de profundo significado.

En el semblante de la Virgen, se vislumbra un marco desolador, una ventana a la esencia del más intenso dolor, que trasciende lo puramente físico. Sus ojos, nublados de cristales dolidos, y su boca entreabierta, cual eco de un grito sofocado, parecen transmitir una carga emocional abrumadora.

Rostro de María Stma. de Dolores y Esperanza
Brazo izquierdo de María Stma. de Dolores y Esperanza

Es en ese brazo izquierdo, abierto y acogedor, donde encontramos ese signo tan poderoso de esperanza. Como si la Virgen extendiera su mano para recibir a aquellos que se aferran a Ella en busca de consuelo y fortaleza. En ese gesto, se encuentra la invocación bíblica de no hundirse en la fe y en la vida, de encontrar la luz en medio de la oscuridad, de hallar consuelo y refugio en la Virgen María.

Esta representación de la Virgen de Dolores y Esperanza no solo nos habla de la fuerza y la trascendencia del dolor, sino también de la capacidad de transcenderlo y encontrar consuelo en la esperanza. Tal como lo hizo María, quien experimentó el dolor más grande al ver a su hijo crucificado, pero también fue testigo de su resurrección, manifestándose así la promesa de la vida eterna.

A lo largo de su existencia, esta valiosa imagen ha experimentado diversas restauraciones. Una de las más destacadas fue llevada a cabo por el escultor Israel Cornejo durante el año 2017

La Virgen de Dolores y Esperanza desborda la simple condición de una obra artística. Su figura es un símbolo de fe, esperanza y consuelo para todos aquellos devotos que depositan en Ella su fervorosa devoción. Su presencia en la Hermandad y en el barrio es un testigo viviente de la tradición religiosa y del legado artístico que ha perdurado a través de los siglos, como un faro luminoso en el oscuro océano de la existencia humana

Nuestra Señora de la Aurora

Nuestra Señora de La Aurora es la imagen cotitular de Nuestra Hermandad. Con un tamaño académico, la figura presenta a la Virgen de vestir con candelero, con la cabeza y las manos obra del escultor José Dueñas en el 2007.

En esta obra, se puede apreciar la Virgen sosteniendo al niño Jesús con los brazos abiertos y una expresión cariñosa, realizada por el escultor Manuel Ramos Corona en el 2011. 

Se observa un rostro elocuente en la Virgen, con los ojos y la boca abierta en una expresión serena. 

En su mano izquierda, la Virgen sostiene al niño Jesús, mientras que en la mano derecha porta una bandera con el anagrama de la Virgen María en plata. La técnica utilizada en la obra es la madera policromada. 

En comparación con otras obras de arte religioso, algunos expertos consideran que “Nuestra Señora de La Aurora” no presenta gran complejidad técnica ni artística. Sin embargo, esta pieza tiene importancia para la Hermandad, ya que tiene mucha devoción en la plaza donde recibe culto y veneración.

 

Nuestra Señora de La Aurora